21/12/2021

Arma Nuclear: el peligro sigue a la vuelta de la esquina

El arma nuclear sigue siendo patrón de poder a escala global y compromete el futuro del planeta por los efectos catastróficos, humanitarios y ambientales, que su uso es capaz de desencadenar. La evolución tecnológica abre perspectivas inquietantes al tener la capacidad de cambiar las características conocidas del arma nuclear, reducir tiempos de impacto, acortar la diferencia con el armamento convencional y multiplicar de manera sensible el riesgo de su eventual utilización en un conflicto hipotético. También aumenta el error de cálculo en una crisis. En la actualidad una nueva generación de armas nucleares de menor potencia y de cierto alcance destructivo más limitado, es el ejemplo más visible de un cuadro de situación que además alienta peligrosamente el interés de algunos países no nucleares de querer también poseer armas de destrucción masiva de estas características.

La Federación de Científicos de Estados Unidos (FAS) advierte que el Pentágono ya dispone de mil ojivas nucleares de bajo rendimiento y que los misiles balísticos de los submarinos norteamericanos cuentan con nuevas armas nucleares de aproximadamente 5 kilotones (una tercera parte de la utilizada en Hiroshima) y sustancialmente menor con relación a los 90 kilotones que constituye la capacidad promedio de destrucción de la mayoría de los arsenales en operatividad. El hecho que un arma nuclear de baja potencia sea incorporada a misiles Trident junto con las de alto rendimiento, hace que el adversario no pueda distinguir la diferencia y pueda responder ante un ataque con la de máxima potencia. También presupone que el arma nuclear de baja potencia es estratégicamente de aplicación útil en un conflicto militar.

La información destacada en el Boletín de Científicos Atómicos permite presumir que China, Rusia, India, Pakistán Francia y el Reino Unido estarían en el mismo proceso de transformación de los arsenales existentes. De hecho el argumento norteamericano es que la decisión de incorporar armas nucleares de baja potencia es una respuesta a evoluciones tecnológicas similares ya iniciadas por Rusia para el escenario de Europa Central y China en el sudeste asiático. Es de imaginar que Israel, India y Pakistán tendrían la misma tendencia de ensayar transformar el arsenal nuclear que disponen con dispositivos de menor poder destructivo al compartir áreas geográficas comunes con los potenciales adversarios principales.

La ampliación del arsenal chino es otro dato relevante en términos de números y capacidades. La inversión en armamentos nucleares le ha permitido desarrollar una triada nuclear similar a la de Estados Unidos dada por misiles balísticos lanzados desde el aire así como misiles desde tierra y mar. De acuerdo a FAS, la rápida modernización del arsenal nuclear de China deja en evidencia un aumento sustantivo de ojivas nucleares y una extensa red de silos con respecto a la proyección del informe China Military Power del 2020. Las estimaciones actuales indicarían que podría tener una capacidad nuclear dinámica y eficaz superior a las mil armas nucleares para el 2027.

En el 2021, China se convirtió en el primer país capaz de lograr un vuelo supersónico (más de cinco veces la velocidad del sonido) alrededor de la tierra eludiendo la defensa antimisiles de Estados Unidos al utilizar una trayectoria de ingreso al hemisferio americano por la Antártida. La combinación de la prueba supersónica y la futura multiplicación del arsenal nuclear chino, ha centrado la atención en un eventual cambio en la doctrina estratégica nuclear de China. Habría pasado de una fuerza nuclear de disuasión mínima, a un arsenal de características similares a los Estados Unidos y Rusia con la capacidad de contraatacar antes de que un misil de Estados Unidos pueda hacer blanco en China. Aunque Beijing mantendría la política del no primer uso, ha destacado recientemente que habría circunstancias en las que no se aplicaría.

Los avances tecnológicos y el grado de ampliación del arsenal nuclear de China son quizás de los mayores cambios en la configuración del poder geoestratégico global del último siglo. Asimismo, pone en evidencia una modificación de las doctrinas militares predominantes desde la segunda postguerra de los países poseedores de armas nucleares como del carácter mismo de la guerra. El panorama que plantea la modernización de los arsenales nucleares de las principales potencias es alarmante porque implica admitir que una guerra nuclear limitada, con armas nucleares tácticas, es considerada posible. También permite presumir que las nueve potencias nucleares no tienen ninguna intención de reducir la dependencia de las armas nucleares y avanzar en una negociación con miras a su total eliminación. A casi ocho décadas del horror de Nagasaki e Hiroshima, resulta desilusionante que continúen con tal falta de responsabilidad.

El arma nuclear, independientemente de la potencia de destrucción utilizable, es una amenaza intolerable a toda la comunidad internacional y no debería ser usada nunca en un conflicto militar. No habría región en el mundo capaz de aislarse de las consecuencias de destrucción que genera este espiral armamentista ni siquiera las zonas libre de armas nucleares como sería el caso de América Latina y el Caribe con el Tratado de Tlatelolco. Es necesario redoblar los esfuerzos colectivos multilaterales para contener y detener la nueva deriva de la carrera de armamentos nucleares.

 

Roberto García Moritán es diplomático de carrera. Fue Subsecretario de Asuntos Latinoamericanos, Subsecretario de Política Exterior y Vicecanciller de la Argentina del 2005 al 2009.

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