Seminario Internacional "Elecciones 2018: América Latina en su laberinto" 3/5/2018 al 11/5/2018
El año 2018 vivió elecciones presidenciales en tres países clave en América Latina: las Repúblicas de Colombia (Mayo), México (Junio) y Brasil (Octubre).
Además, en el primer cuatrimestre de 2018 también hubo elecciones presidenciales y/o legislativas en otros países, tales como Costa Rica (Febrero), El Salvador (Marzo) y Paraguay (Abril).
Por distintas razones, estas elecciones fueron decisivas para el futuro inmediato de la región, pendiente de la crisis en Venezuela.
Polarización / Despolarización / Desinformación
De entre los muchos factores que incidirán en las distintas campañas políticas, hay un elemento crucial que es transversal, y que incide de manera muy importante en la dinámica democrática, aunque con derivadas locales distintas. Se trata de la fuerte polarización del debate y las opciones políticas, con un alto personalismo y el colapso del espacio central (middle-ground), que supone un problema central del desarrollo político actual.
Esta polarización responde a dinámicas diversas según los países, pero éstos comparten una corriente de fondo que recorre todas las democracias occidentales. Se trata del desprestigio de la política representativa y el ascenso del populismo, que propone respuestas sencillas y, a menudo, únicas, a problemas multidimensionales y complejos. Ante esta realidad, urge identificar y promover discursos que construyan puentes y que impulsen lógicas de despolarización.
Además de la polarización propia de unos comicios, se ha añadido un factor disruptivo y potencialmente peligroso: la desinformación, sobre todo a través del uso (y abuso) cada vez más intensivo de internet y de las redes sociales (Twitter, Facebook, etc.). Son espacios en los que se fragmenta la información y se generan túneles de opinión sesgada auto-referencial, donde desaparece el disenso y donde prolifera la descalificación, el discurso del odio (hate speech) y la propaganda feroz. Por otro lado, la desinformación utiliza grupos de WhatsApp de manera cada vez más sistemática, aunque es difícil de identificar hasta que no salta a otras redes sociales en abierto.
La desinformación profundiza la brecha y acentúa la polarización, en detrimento del debate ordenado y plural sobre programas e ideas, con las debidas garantías de veracidad y de matices contrastados propio de las democracias avanzadas.
Esto fue especialmente determinante en Colombia, México y Brasil. Ellos comparten la amenaza de manipulaciones online, del uso de bots y trolls e infiltraciones maliciosas, de fake news y hechos alternativos altamente tóxicos y distorsionantes. Todo ello al servicio de operaciones propagandísticas sin escrúpulos, a lo que pueden sumarse previsibles intentos de injerencia extranjera que actúan por debajo del radar (lo hemos visto en elecciones recientes en EE.UU., en Francia o en los referéndums del Reino Unido o de Cataluña).
Además, aunque son instrumentos crecientemente utilizados por todos los actores del espectro político, son técnicas especialmente requeridas y utilizadas con opacidad por los elementos políticos más extremos del espectro ideológico, nacionalismos radicales, localismos y personalismos, incluyendo la extrema derecha.
Todos estos movimientos comparten, además, rasgos de populismo que se expresan de maneras diversas, pero que se distinguen por su gran tracción electoral en tiempos de confusión y descrédito de los partidos políticos tradicionales, muchos de ellos víctimas de los elevados niveles de corrupción sistémica y de la debilidad de sus liderazgos.
Dos factores adicionales son especialmente preocupantes. Por un lado, la “derechización” extrema de la región, con preeminencia de lo económico financiero en detrimento de derechos sociales. Y, por otro, el factor religioso, con los evangélicos ganando cada vez más elecciones al conseguir canalizar con sus discursos de salvación las aspiraciones de redención y las frustraciones de muchos, especialmente entre las nuevas clases medias fragilizadas y endeudadas.
Ante estas tendencias preocupantes para la democracia, es importante analizarlas y resaltar argumentos en el debate público que contribuyan a revelar las distorsiones manipulativas, a poner en evidencia la polarización de discursos y posturas en la medida de lo posible, y a señalar la desinformación, las derivas anti-democráticas y los abusos que se puedan observar.
EXPOSITORES
Rubén Ramírez (ex Canciller de Paraguay).
Carlos Pereira (Profesor de la Fundación Getulio Vargas).
Carlos Gervasoni (Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella).
José Paradiso (Profesor de la Universidad Nacional de Tres de Febrero).
Claudia Detsch (Directora de Fundación Nueva Sociedad).
Francesc Badia i Dalmases (Director de Democracia Abierta).
Aníbal Jozami (Presidente Fundación Foro del Sur).
Aníbal Jozami
Carlos Gervasoni
Felix Peña
Rubén Ramirez
Francesc Badia
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