08/01/2024

Las lecciones magistrales del profesor Paradiso

José Paradiso, el gran profesor decano de las Relaciones Internacionales en nuestro país, formó y promovió a varias generaciones de universitarios durante más de 50 años. Sociólogo e internacionalista, participó en la creación de la carrera de esa especialidad en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador y fue su director durante varias décadas.

Se desempeñó como profesor en la Sede Argentina de FLACSO, la Universidad de Bolonia y el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. En los últimos años trabajó en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, dirigiendo las Maestrías en Integración Latinoamericana y Sociología Política Internacional.

Paradiso fue, además, un pensador de la Argentina en el mundo y del mundo en la Argentina, animador intelectual de iniciativas y espacios de diálogo y encuentro plural al que siempre escuchaban con atención e interés, dentro y fuera del ámbito académico, dirigentes de amplio espectro y distintos niveles de decisión. Un mentor -y promotor generoso- del estudio aplicado, la investigación rigurosa, el análisis exhaustivo y la reflexión crítica, que eludía todo afán de visibilidad o protagonismo personal.

Falleció el primer día hábil de este 2024, a los 86 años. Colegas y discípulos lo despidieron en las redes sociales. "Siempre recordaré con cariño los intercambios sobre integración regional. Jamás podremos olvidar los licenciados en #RelacionesInternacionales su clásico “Debates y trayectorias de la política exterior #argentina", escribe Nahuel Oddone. "Mi deuda intelectual con Pepe es enorme. Siempre tenía otro ángulo para mirar las cosas, combinando como pocos sociología y política internacional", postea Federico Merke. "Nos dejó tanto! Hablar con él era siempre volver a casa. Nuestra última charla fue sobre el futuro y, efectivamente, marcó un ángulo distinto. Siempre pensando, trayendo lecturas, memorias, sumando", comparte Alejandra Kern.

Similares conceptos y recuerdos expresan Aníbal Jozami, Lorenza Sebesta, Diana Tussie, Bernabé Malacalza, Alejandro Simonoff, Pablo Bulcourf, Anabella Busso, Eduardo Porretti, Fernando Folcher, Julio Lascano y Juan Tokatlian, entre otros.

En su tributo, un homenaje como a él le hubiera gustado seguramente para esta ocasión en la que toca despedirlo y recordar su obra, compartimos un tramo de su nota “La guerra por sobre la política”, artículo publicado en estas páginas cuando apenas comenzaba la invasión de los EE.UU. a Irak, el 26 de marzo de 2003:


“Antes que la eliminación de las amenazas, lo más probable es que éstas se multipliquen. El mecanismo de reproducción compone una ecuación fácil de prever: amenazas = intervención militar = más amenazas = más demandas de intervención = más oportunidades para los juegos de la guerra. El bien no se impone por la fuerza y ya pueden calcularse cuántos Hussein y Bin Laden germinarán entre los escombros de los misiles y sus daños colaterales. El odio y el deseo de venganza son expansivos.

"La opción es política antes que bélica. El tiempo antes que la sangre; aunque para prevalecer deba sortear la falacia de un supuesto apaciguamiento que remite a Munich. Por cierto, ella no excluye la amenaza de la fuerza respaldada por la ley y admite que para ser efectiva ésta debe ser creíble. Lo que nunca confunde es el texto disuasorio con el elogio de la guerra. Descarta la compulsión homicida. Se guía por la prudencia, que siempre es paciente".

"Guerra permanente —inesperada realización de la estrategia del creador del Ejército Rojo— es lo que late detrás del patrioterismo militarizado. Adicción retroalimentada por el poderío. Debilidad por los juegos de guerra y los aprestos. Por los desfiles y los estandartes. Imaginario de vehículos motorizados, buques, misiles y superarmas que aseguren la invulnerabilidad propia y el aniquilamiento del eventual rival.

"Después vienen las discusiones, en ocasiones respaldadas por largas disquisiciones teóricas, acerca de la oportunidad, conveniencia o modalidades de tal o cual intervención.

"El balance del siglo XX llegó tardíamente. Durante la mayor parte de su transcurso no se percibió lo que hacia el final sería el descubrimiento de su sentido más profundo: discursos revolucionarios y prácticas tiránicas. ¿Podría haberse evitado? Tal vez sí, si en el inicio se hubiera ponderado adecuadamente lo que se insinuaba.

"Es posible que al siglo XXI le ocurra lo mismo si se comete el error de despreciar lo que se está gestando desde sus orígenes. Si se persiste en ocultamientos a los que es tan adepto ese realismo viscoso e inmoral empeñado en proporcionar coartadas a las discrecionalidades. Si la ceguera vuelve a ganar la partida. Si no se le cierra el camino a todos los fundamentalismos, empezando por el de la utopía conquistadora acuñada por la combinación de fundamentalismo laico y religioso que ha contaminado a la sociedad abierta y emplea la libertad como camuflaje de sus intenciones y de su aberrante versión de lo humano”. Leídas poco más de veinte años más tarde, estas líneas, probablemente el último artículo periodístico publicado por Paradiso en los grandes medios, tienen una particular actualidad.


Fabián Bosoer es politólogo y periodista. Master en Relaciones Internacionales. Docente e investigador en la UNTREF/IDEIA, editor jefe de la sección Opinión de Clarín. Autor, entre otros libros, de Generales y Embajadores (Ediciones B, 2005), Malvinas, capítulo final (Capital Intelectual, 2007), Braden o Perón, la historia oculta (El Ateneo, 2012).

Artículo publicado originalmente en la sección Opinión del diario Clarín, el 05.01.24

 

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